Consiste en la irritación e inflamación de la región lateral de la rodilla provocada por el deslizamiento (roce) repetido entre el tendón de la cintilla iliotibial y el fémur durante la flexión-extensión de la rodilla al correr
La cintilla iliotibial es el tendón del músculo tensor de la fascia lata. Este músculo nace a la altura de la cadera, recorre la parte lateral del muslo, pasa por la rodilla y termina en la tibia
El dolor surge por el roce del tendón con el hueso. Este roce es máximo en torno a los 30º de flexión de la rodilla; por ese motivo el dolor es mayor cuando el ritmo de carrera es lento o se corre cuesta abajo, porque la rodilla está más tiempo en ese rango entonces el tendón tiene más roce con el fémur lo que provoca la inflamación y dolor
En cambio al hacer pasadas, en las cuales la zancada es más larga, el roce es menor y son menores los síntomas
Si el movimiento es biomecánicamente correcto y no existe ninguna alteración de las estructuras implicadas la carrera se desarrollará con normalidad, pero existen una serie de factores de riesgo que pueden provocar ciertas alteraciones y la consecuente aparición de los síntomas.
Factores que la provocan:
- Aumento del kilometraje o de la intensidad de los entrenamientos
- Cambio de superficie de entrenamiento (de pasto a asfalto o de llano a pendientes)
- Correr sobre una superficie muy dura (asfalto) o muy blanda (terreno embarrado)
- Correr en fuertes pendientes
- Correr con calzado gastado en la parte externa del talón
- Desequilibrio muscular entre la musculatura aductora y abductora
- Excesiva pronación o supinación del pie
- Asimetría o diferencia en la longitud de las piernas
- Debilidad de los abductores
- Cintilla iliotibial acortada o demasiado tensa
- No elongar de forma correcta
Lo más importante es identificar el origen de la lesión dentro de los factores mencionado y en base a eso aplicar el tratamiento que corresponda
- Ejercicios específicos
- Terapias manuales
- Estudio de la carrera y la marcha
- Osteopatía
- Ondas de Choque
- Cyriax
Es una de las lesiones que más nos consultaron en la Expo de los 21k de Buenos Aires. Es muy frecuente en los runners, tarda en desaparecer por completo e impide la actividad física. En la siguiente nota les contamos el origen, por qué duele y los tratamientos específicos.
La Rodilla del Corredor es una tendinitis de la cintilla iliotibial pudiendo ir acompañada de un proceso de bursitis.
La cintilla iliotibial forma parte del músculo Tensor de la Fascia Lata que se ubica en la parte lateral del muslo. Dicho músculo tiene su origen en la espina iliaca anterosuperior y su inserción es, a través de la cintilla iliotibial, en el cóndilo externo de la tibia (en el Tubérculo de Gerdy).
Su principal función es la abducción (separación) de la cadera y la estabilización de la rodilla por su cara externa.
La cintilla iliotibial es una estructura fundamental para mantener la estabilidad lateral de la rodilla durante la carrera, se desliza entre la parte posterior y la anterior del fémur.
Cuando la rodilla está estirada la cintilla iliotibial se encuentra por delante del cóndilo lateral externo de la rodilla pero cuando se flexiona más de 30 grados la cintilla se hace posterior.
Este roce permanente entre la cintilla y el cóndilo con la felxión-extensión desencadenan la aparición del cuadro.
Mecanisco en la carrera
Durante la carrera, la cintilla iliotibial choca contra el cóndilo inmediatamente después de que el pie toca el suelo (se flexiona la rodilla). Si el movimiento es biomecánicamente correcto y no existe ninguna alteración de las estructuras implicadas, la carrera se desarrollará con normalidad, pero existen una serie de factores de riesgo que pueden provocar ciertas alteraciones y la consecuente aparición de los síntomas.
Factores que provocan el dolor en la cara lateral de la rodilla:
- Desequilibrio muscular entre la musculatura aductora y abductora de la cadera
- Excesiva pronación o supinación del pie
- Asimetría o diferencia en la longitud de las piernas
- Debilidad de los abductores
- Genu varo
- No hacer los estiramientos de forma correcta
- Mala técnica de carrera
El dolor aumenta con las pendientes así como también con un trote a ritmo lento porque aumenta el tiempo de contacto de la cintilla iliotibial con el cóndilo, lo que provoca la inflamación y síntomas.
Síntomas
Esta lesión se caracteriza por un dolor intenso y agudo en la cara externa de la rodilla, que asimismo puede generar dolor a lo largo de todo el muslo, hasta la región lateral de la cadera, a nivel del trocánter. La aparición del dolor es gradual, aproximadamente a los 10-20 minutos de iniciado el entrenamiento, por lo que no suele hacer daño inmediatamente al empezar la actividad, sino que aparece a los pocos minutos, impidiendo que se pueda continuar con la carrera.
En la exploración encontremos una palpación dolorosa en toda la región lateral del muslo, especialmente a nivel lateral de la rodilla y de la cadera, aunque si nos apretamos fuerte a lo largo del trayecto muscular también puede ser doloroso, puesto que los denominados puntos gatillo del Tensor de la Fascia Lata estarán activos.
Suele desaparecer cuando la persona deja de hacer ejercicio, así como cuando hace reposo y aparece nuevamente con la práctica deportiva por eso es importante identificar el origen de la lesión y en base a eso aplicar el tratamiento que corresponda para una completa recuperación.
- Hielo y fisioterapia para bajar la inflamación.
- Ejercicios específicos con el fin de corregir el disbalance muscular.
- Terapias manuales.
- Estiramientos desde la región lumbar a todos los miembros inferiores.
- Masajes para relajar la musculatura y sobre la inflamación.
- Corregir la técnica de carrera.
- Entrenamiento progresivo teniendo en cuenta que el trote lento inflama la zona por el roce de la cintilla con el cóndilo.
- Estudio de la marcha - plantillas.
- Colocación de Taping.
Existen cuatro ligamentos en la rodilla que conectan el fémur con la tibia, los mismos son: ligamento cruzado anterior, ligamento cruzado posterior, ligamento lateral interno y ligamento lateral externo.
El ligamento lateral interno se extiende desde el cóndilo interno del fémur hasta el extremo superior de la tibia. Se encuentra por detrás de la zona de inserción de los músculos que forman la pata de ganso.
Este ligamento se tensa cuando la rodilla se extiende y tiene como función evitar el valgo de la rodilla, es decir, que se abra la rodilla en su zona interna. Cualquier mecanismo que provoque este movimiento y que sobrepase el límite de elasticidad del ligamento puede desencadenar un esguince del ligamento lateral interno. Es una lesión frecuente en muchos deportes como el fútbol, esquí, basket y rugby.
Mecanismo de lesión
Se produce por una inclinación hacia adentro de la rodilla, bien sea por un golpe en la parte de fuera de la rodilla, por un golpe en la parte de dentro del tobillo (por ejemplo, en el fútbol al trabar la pelota) o por una rotación con el pie apoyado en el piso.También puede ocurrir que esta lesión vaya acompañada de una lesión del menisco interno y, quizá también, del ligamento cruzado anterior (este tipo de lesión se conoce como Triada).
Grados
Los ligamentos tienen capacidad de estirarse y volver a su posición sin sufrir ningún daño, pero si excedemos su capacidad elástica se produce una rotura de las fibras de este ligamento. Según el número de fibras que se rompan se clasifca en:
- esguince grado I: sobreestiramiento con muy pocas fibras rotas. El ligamento todavía es continuo y generalmente los síntomas son mínimos. Los pacientes sienten dolor a la presión sobre el ligamento y pueden ser capaces de volver rápidamente a su deporte.
- esguince grado II: rotura de entorno al 50 % del ligamento. El paciente refiere inestabilidad cuando intenta girar o levantarse. El dolor y la inflamación son más importantes con respecto al primer grado y generalmente es necesario un período de descanso de 3-4 semanas.
- esguince grado III: rotura de más del 50 % del ligamento. Los pacientes presentan inflamación y dolor importante. Por lo general tienen dificultad al doblar la rodilla. Inestabilidad y hundimientos son una característica común en la rotura del ligamento lateral interno. Generalmente, una férula es necesaria para proteger la articulación y necesita de al menos 6 semanas.
- rotura total del ligamento en la cual los extremos se separan, quedando el ligamento en dos partes.
Diagnóstico
Primero se le realiza una completa anamnesis al paciente a cerca de cómo se produjo la lesión. La lesión aislada leve suele causar dolor en la parte interna de la rodilla, inflamación y dificultad para caminar. Hay pruebas específicas como la prueba de valgo forzado a 30º que indicará si hay o no lesión del ligamento comparándola con la otra rodilla.
Puede ser necesario una resonancia magnética (RMN) para proveer más información. En la RMN se visualiza bien la anatomía de los tejidos blandos y es indicada si se sospecha una lesión de menisco o de los ligamentos cruzados. Es útil para localizar un edema óseo o una fractura osteo-condral y para identificar el punto de la lesión del ligamento.
En las primeras 24-48hs seguimos el protocolo RICE con descanso, hielo, compresión y elevación. Puede hacer necesario indicar muletas para una descarga parcial.El ligamento tiene un buen aporte de sangre y generalmente responde bien al tratamiento no quirúrgico. Si la lesión no es grave, puede ser suficiente con el descanso, la inmovilización de la rodilla, y el tratamiento de kinesiología.
Es importante comenzar los trabajos para recuperar el rango de movimiento completo de la rodilla e iniciar los ejercicios activos para restablecer la fuerza insistiendo sobre todo en el vasto interno del cuádriceps, junto con ejercicios progresivos de propiocepción.
Luego seguimos con la integración del deportista a su deporte con una pautada readaptación progresiva.Generalmente, los deportistas con lesiones de primero y segundo grado vuelven a jugar dentro de 2-3 semanas. En una rotura completa del ligamento se necesitan 6 o más semanas antes de volver a jugar.
La rodilla es una articulación que está formada por tres huesos, dos articulaciones y los músculos, tendones y ligamentos que los unen. Los tres huesos son el fémur (hueso del muslo), la tibia (hueso de la pierna), y la patela (rótula). Las dos articulaciones son la femorotibial (o articulación de la rodilla) y la femororrotuliana (en la que la rótula se desliza contra el fémur). También debemos tener en cuenta al peroné (el hueso más delgado de la pierna) que se articula con la tibia en la parte proximal.
La rodilla está protegida por los músculos isquiotibiales en la cara posterior del muslo y en la parte anterior se ubica el músculo extensor de la rodilla que está formado por los músculos recto femoral y 3 músculos vastos (el músculo vasto medial, vasto latera, y el vasto intermedio) que se unen en el Tendón Rotuliano que se inserta en la tuberosidad tibial.
Los tendones forman parte del tejido conectivo del organismo y trabajan permanentemente en el movimiento del cuerpo, por lo que la demanda sobre ellos está en directa relación con la magnitud y exigencia de la actividad física que se realice. De acuerdo a esto, la Tendinitis Rotuliana corresponde a una alteración estructural en el tendón que une la Rotula con la Tibia y se considera una lesión clásica por sobreuso.
Mecanismo
La contracción del músculo cuadriceps tracciona de los tendones del mecanismo del cuádriceps. Esta acción hace que la rodilla se extienda. La rótula actúa como un punto de apoyo de una palanca para aumentar la fuerza de los músculos del cuadriceps.
El fémur y la tibia actúan como brazos niveladores, distribuyendo la fuerza o la carga en la articulación de la rodilla y los tejidos blandos circundantes. La cantidad de carga puede ser muy importante. Por ejemplo, la carga que soportan las extremidades inferiores (incluido rodilla) son dos a tres veces el peso corporal durante la marcha normal y hasta cinco veces el peso corporal cuando se corre.
Los tendones pueden sufrir deformaciones de hasta un 4% o 5% de su longitud sin problemas, pero cuando el tendón sufre repetidas cargas mecánicas por encima de este límite de elasticidad, se generan microlesiones acumulativas que, con el tiempo, debilitan las estructuras tendinosas, y afectan a la arquitectura del tendón, haciéndolo más blando, desorganizando sus fibras de colágeno y mostrando signos de degeneración y en ocasiones, microrupturas.
Causas
Las causas más frecuentes de este tipo de lesiones son los microtraumatismo por repetición sobre la rodilla, como por ejemplo en saltos y que se da en deportes como el básquet, voley, tenis y fútbol, entre otros. Además, es normal en trotes sobre superficies muy duras, y el uso de calzado deportivo sin la capacidad de absorber impactos adecuadamente. A ello se suma la mala capacidad elástica de la musculatura del muslo (cuádriceps), a lo que se agrega un origen traumático (golpes sobre el tendón).
Estas lesiones se encasillan dentro de una denominación clásica dentro de la traumatología deportiva, que son las llamadas lesiones por sobreuso.
Síntomas
Esta Tendinitis se caracteriza por un dolor en la zona situada entre la rótula y la parte superior-anterior de la tibia y por dificultades a la hora movilizar la rodilla. Se suele acompañar por una sensación de pérdida de fuerza en la articulación y por fuertes molestias al incorporarse tras permanecer sentado.
Si bien cada persona puede experimentar sintomatologías diferentes, las más significativas son:
- Dolor y sensibilidad en el área del tendón rotuliano.
- Hinchazón
- Dolor al saltar, correr o caminar.
- Dolor al doblar o al enderezar la pierna
- Aumento de la sensibilidad por detrás de la rótula.
Dependiendo de la duración de los síntomas puede clasificarse en 1 a 4 estadios, de la siguiente manera:
Estadio 1: el dolor aparece sólo después de la actividad, sin alteración funcional.
Estadio 2: dolor durante y después de la actividad, aunque el paciente sigue siendo capaz de llevar a cabo satisfactoriamente su deporte.
Estadio 3: dolor prolongado durante y después de la actividad, cada vez con mayor dificultad en el desempeño a un nivel satisfactorio.
Estadio 4: rotura completa del tendón que requieren reparación quirúrgica.
Desde que se empiecen a notar las primeras molestias o desde que se produce la lesión y hasta que sea evaluada por un médico hay que mantener la zona afectada en reposo y aplicacando frío con el fin de no agravar las lesión.
Lo importante es esta etapa es:
- Disminuir el edema.
- Calmar el dolor.
- Reducir el espasmo muscular.
- Favorecer la recuperación.
La aplicación de frío local se realizará durante las primeras 24-48 horas desde que se produce la lesión cada 3-4 horas a intervalos de 20 minutos.
Luego comienza el proceso de rehabilitación junto al Kinesiologo para recuerar la funcionalidad de la rodilla y la vuelta a la actividad deportiva.
Hay muchos métodos que te ayudan a no padecer una Tendinitis Rotuliana, empezando por tener unos cuádriceps fortalecidos que actuarán como una armadura evitando que todo el peso de nuestro cuerpo recaiga en la articulación de la rodilla. A la vez es importante una correcta relación entre el cuádriceps (extensores de rodilla) y los isquiotibiales (flexores de rodilla).
La rodilla del corredor es una de las lesiones más comunes en el mundo runner y algo menor en los ciclistas.
Se trata de una tendinitis de la cintilla iliotibial pudiendo ir acompañada de un proceso de bursitis.
La cintilla iliotibial forma parte del músculo Tensor de la Fascia Lata, dicho músculo tiene su origen en la espina iliaca anterosuperior y su inserción es, a través de la cintilla iliotibial, en el cóndilo externo de la tibia (en el Tubérculo de Gerdy).
Su principal función es la Abducción (separación) de la cadera y la estabilización de la rodilla por su cara externa.
La cintilla iliotibial es una estructura fundamental para mantener la estabilidad lateral de la rodilla durante la carrera, deslizándose continuamente entre la parte posterior y la anterior del fémur. Cuando la rodilla está estirada la cintilla iliotibial se encuentra por delante del cóndilo lateral externo pero cuando se flexiona la rodilla más de 30 grados la cintilla se hace posterior.
Durante la carrera, la cintilla iliotibial choca contra el cóndilo inmediatamente después de que el pie choque contra el suelo (se flexiona la rodilla). Si el movimiento es biomecánicamente correcto y no existe ninguna alteración de las estructuras implicadas la carrera se desarrollará con normalidad, pero existen una serie de factores de riesgo que pueden provocar ciertas alteraciones y la consecuente aparición de los síntomas.
- Desequilibrio muscular entre la musculatura aductora y abductora de la cadera
- Excesiva pronación o supinación del pie
- Asimetría o diferencia en la longitud de las piernas
- Debilidad de los abductores
- Genu varo
- No hacer los estiramientos de forma correcta
El dolor aumenta con las pendientes así como con un ritmo lento, porque aumenta el tiempo de contacto de la cintilla iliotibial con el cóndilo.
Se caracteriza por un dolor intenso y agudo en la cara lateral externa de la rodilla, que asimismo puede generar dolor a lo largo de todo el muslo, hasta la región lateral de la cadera, a nivel del trocánter. La aparición del dolor es gradual, aproximadamente a los 10-20 minutos de iniciado el entrenamiento, y no suele hacer daño inmediatamente al empezar el entrenamiento, sino que aparece a los pocos minutos, impidiendo que se pueda continuar con la carrera.
En la exploración lo normal es que encontremos una palpación dolorosa en toda la región lateral del muslo, especialmente a nivel lateral de la rodilla y de la cadera, aunque si nos apretamos fuerte a lo largo del trayecto muscular también puede ser doloroso, puesto que los denominados #147;puntos gatillo#148; del tensor de la fascia lata estarán activos.
Lo más importante es identificar el origen de la lesión y en base a eso aplicar el tratamiento que corresponda.
- Ejercicios específicos de acuerdo al origen del dolor.
- Terapias manuales.
- Estiramientos.
- Masajes.
- Estudio de la marcha - plantillas.
La rodilla del corredor es una de las lesiones más comunes en el mundo runner y algo menor en los ciclistas.
Se trata de una tendinitis de la cintilla iliotibial pudiendo ir acompañada de un proceso de bursitis.
La cintilla iliotibial forma parte del músculo Tensor de la Fascia Lata, dicho músculo tiene su origen en la espina iliaca anterosuperior y su inserción es, a través de la cintilla iliotibial, en el cóndilo externo de la tibia (en el Tubérculo de Gerdy).
Su principal función es la Abducción (separación) de la cadera y la estabilización de la rodilla por su cara externa.
La cintilla iliotibial es una estructura fundamental para mantener la estabilidad lateral de la rodilla durante la marcha, deslizándose continuamente entre la parte posterior y la anterior del fémur. Cuando la rodilla está estirada la cintilla iliotibial se encuentra por delante del cóndilo lateral externo pero cuando se flexiona la rodilla más de 30 grados la cintilla se hace posterior.
Durante la carrera, la cintilla iliotibial choca contra el cóndilo inmediatamente después de que el pie choque contra el suelo (se flexiona la rodilla). Si el movimiento es biomecánicamente correcto y no existe ninguna alteración de las estructuras implicadas la carrera se desarrollará con normalidad, pero existen una serie de factores de riesgo que pueden provocar ciertas alteraciones y la consecuente aparición de los síntomas.
Factores que la provocan:
- Desequilibrio muscular entre la musculatura aductora y abductora de la cadera
- Excesiva pronación o supinación del pie
- Asimetría o diferencia en la longitud de las piernas
- Debilidad de los abductores
- Genu varo
- No hacer los estiramientos de forma correcta
El dolor aumenta con las pendientes así como con un ritmo lento, porque aumenta el tiempo de contacto de la cintilla iliotibial con el cóndilo.
Se caracteriza por un dolor intenso y agudo en la cara lateral externa de la rodilla, que asimismo puede generar dolor a lo largo de todo el muslo, hasta la región lateral de la cadera, a nivel del trocánter. La aparición del dolor es gradual, aproximadamente a los 10-20 minutos de iniciado el entrenamiento, y no suele hacer daño inmediatamente al empezar el entrenamiento, sino que aparece a los pocos minutos, impidiendo que se pueda continuar con la carrera.
En la exploración lo normal es que encontremos una palpación dolorosa en toda la región lateral del muslo, especialmente a nivel lateral de la rodilla y de la cadera, aunque si nos apretamos fuerte a lo largo del trayecto muscular también puede ser doloroso, puesto que los denominados puntos gatillo del tensor de la fascia lata estarán activos.
Tratamientos:
Lo más importante es identificar el origen de la lesión y en base a eso aplicar el tratamiento que corresponda.
- Ejercicios específicos
- Terapias manuales
- Estiramiento
- Masajes
- Estudio de la marcha - Plantillas
A nadie le gusta padecer una lesión, especialmente quienes utilizan su cuerpo como instrumento de trabajo, tal como ocurre en el deporte o en la danza, por ejemplo.
Al igual que un deportista, el bailarín necesita prevención y tratamiento especializado.
A lo largo de la vida profesional del bailarín se producen un gran número de lesiones que pueden condicionar de manera negativa y con mayor o menor intensidad el desarrollo intelectual y artístico de quienes las sufren.
La gran mayoría de lesiones son por movimiento repetitivo, falta de técnica e inadecuadas condiciones físicas o fatiga. Teniendo en cuenta que la mayoría de lesiones en la danza son por incorrecta técnica, suelos no adecuados, zapatilla mal adaptada, edad inadecuada para puntas, calentamiento insuficiente, entre otros, debemos pensar que si todo ello se tiene en cuenta las lesiones del bailarín serían mínimas.
Tipos de lesiones comunes del bailarín:
Lesiones del muslo: Contusión muscular, Rotura fibrilar.
Lesiones de rodilla: Lesiones meniscales, Lesiones ligamentosas, Lesiones rotulianas
Lesiones de tobillo: Lesiones ligamentosas, Lesiones tendinosas.
Lesiones del pie: Dolor en el talón o talalgia, Fractura del 5º metatarsiano, Fascitis plantar, Metatarsalgias, Deformación de la articulación del dedo gordo del pie.
En un principio, para poder prevenir este gran número de lesiones, sería necesario una serie de evaluaciones y adaptaciones músculo-esqueléticas para evitar posibles trastornos esqueléticos y desviaciones de espalda.
Pero hay que tener en cuenta otros tipos de prevención de lesiones a la hora de practicar la danza como son los vendajes o taping. Nos referimos a un vendaje funcional preventivo que permite la máxima libertad posible de movimiento articular de manera que limite solamente el movimiento que sea doloroso, o reduciendo la inestabilidad.
Si el bailarín es mayor, tenemos que tener en cuenta el desgaste o degeneración del cartílago articular entre otros problemas, como también errores de técnica, calzado adecuado, nivel de elasticidad, fuerza, propiocepción y alineamiento o postura.
Otro aspecto a tener en cuenta para las lesiones de los bailarines es su alimentación ya que los bailarines profesionales tienden a estar más desnutridos que cualquier otro atleta y esto hace que la recuperación de las lesiones sea más lenta y difícil. Para ello sería necesario una alimentación más equilibrada o que contenga suplementos nutricionales de minerales (hierro, calcio, magnesio, potasio ), vitaminas (C, E, B.), proteínas y aminoácidos.
La danza es una actividad física y deportiva igual de completa que muchos otros deportes y por ello implica riesgos similares al de cualquier otra, añadiendo las aptitudes técnicas que son necesarias para una práctica completa y satisfactoria.
Probablemente no existe deportista profesional, amateur o aficionado que no haya escuchado alguna vez el término Tendinitis Rotuliana.
Anatomía de la rodilla
La rodilla está protegida por los músculos que forman los isquiotibiales en la cara posterior del muslo y el músculo cuádriceps que se encuentra en la cara anterior. Este último está formado por el recto anterior, vasto interno, vasto externo y el crural, que es el que más colabora en la fijación de la rótula y en consecuencia en la alineación del tendón rotuliano. Este tendón tiene una longitud entre 3 y 5 cm y un ancho de 2 cm. Su función es la de transmitir la fuerza generada durante la flexión del cuádriceps.
Los tendones forman parte del tejido conectivo del organismo y trabajan permanentemente en el movimiento del cuerpo, por lo que la demanda sobre ellos está en directa relación con la magnitud y exigencia de la actividad física que se realice. De acuerdo a esto, la Tendinitis Rotuliana corresponde a una alteración estructural en el tendón que une la Rotula con la Tibia y se considera una lesión clásica por sobreuso, ya que forma parte del mecanismo extensor de la rodilla (articulación que recibe carga importante del cuerpo).
Los tendones pueden sufrir deformaciones de hasta un 4% o 5% de su longitud sin problemas, pero cuando el tendón sufre repetidas cargas mecánicas por encima de este límite de elasticidad, se generan microlesiones acumulativas que, con el tiempo, debilitan las estructuras tendinosas, y afectan a la arquitectura del tendón, haciéndolo más blando, desorganizando sus fibras de colágeno y mostrando signos de degeneración y en ocasiones, microrupturas.
Síntomas de la Tendinitis Rotuliana
Esta Tendinitis e caracteriza por un dolor en la zona situada entre la rótula y la parte superior-anterior de la tibia y por dificultades a la hora movilizar la rodilla. Se suele acompañar por una sensación de pérdida de fuerza en la articulación y por fuertes molestias al incorporarse tras permanecer sentado.
Si bien, cada persona puede experimentar sintomatologías diferentes, las más significativas son:
- Dolor y sensibilidad en el área del tendón rotuliano
- Hinchazón
- Dolor al saltar, correr o caminar
- Dolor al doblar o al enderezar la pierna
- Aumento de la sensibilidad por detrás de la rótula
Tratamiento
En el momento de producirse una lesión aguda en la práctica deportiva, debemos seguir una serie de pasos que minimicen los síntomas y molestias que se producen en la fase aguda.
Reposo de la zona afectada.Desde que se empiecen a notar las primeras molestias o desde que se produce la lesión de forma y hasta que sea evaluada por un médico hay que mantener la zona afectada en reposo con el fin de no agravar las lesión.
Aplicar frío local: Esta es la segunda medida, después de la inmovilización de la zona afectada, que hay que tomar por las siguientes razones:
- Disminuye el edema
- Calma el dolor
- Reduce el espasmo muscular
- Favorece la recuperación.
La aplicación de frío local se realizará durante las primeras 24-48 horas desde que se produce la lesión cada 3-4 horas a intervalos de 20 minutos.
Prevención
Hay muchos métodos que te ayudan no padecer una tendinitis rotuliana, empezando por tener unos cuádriceps fortalecidos que actuarán como una armadura evitando que todo el peso de nuestro cuerpo recaiga en la articulación de la rodilla. A la vez es importante una correcta relación entre el cuádriceps (extensor de rodilla) y los isquiotibiales (flexor de rodilla).
Otros puntos importantes: evitar el sobreentrenamiento, cuidar mucho la técnica en la ejecución de cualquier ejercicio, realizar siempre al finalizar el entrenamiento un correcto estiramiento y utiliza siempre un calzado adecuado.
La rotura del ligamento cruzado anterior (LCA) de la rodilla es una lesión ligamentosa frecuente, especialmente en la práctica deportiva, siendo el mecanismo más común de lesión el trauma indirecto, donde habitualmente están involucradas fuerzas de desaceleración, hiperextensión y rotación. En algunos estudios la rotura aislada del LCA representa el 40% del total de las lesiones ligamentosas y un 35% adicional asociada a lesión de otros ligamentos, con mayor frecuencia a la del ligamento colateral medial.
El LCA es uno de los más importantes de la rodilla porque la estabiliza en el sentido anteroposterior y rotacional y trabaja junto con el Ligamento Cruzado Posterior (LCP) permitiendo una función estable de la rodilla en deportes que involucran repentinos cambios de dirección y velocidad, como el fútbol, basket, sky, hockey y rugby, entre otros, donde el ligamento está en riesgo de estirarse más de lo normal, tensando su resistencia con su consecuente ruptura.
Su principal función es frenar el desplazamiento anterior de la tibia, por otra parte es fundamental en el control rotacional de la rodilla. El LCA en general se lesiona bajo mecanismos de baja energía, en donde principalmente existen rotaciones, giros o torsiones a través de la rodilla. Esto puede suceder al caer luego de un salto, cambios de dirección y desaceleraciones durante una carrera mientras se realiza algún deporte. En otros casos puede suceder luego de un contacto violento directo en la rodilla con otra persona, que por ejemplo, cae sobre esta.
Es importante saber que lamentablemente el LCA no tiene la capacidad de repararse por sus propios medios y en muchos casos la rodilla no es capaz de funcionar de forma adecuada sin este ligamento. La recomendación actual es que los pacientes que realizan actividades deportivas se deben realizar una reconstrucción del LCA mediante una cirugía, para recuperar la anatomía similar a la normal. Una posible complicación por no someterse a la cirugía es la artrosis prematura.
En el momento que ocurre la lesión, es posible que se escuche un ruido dentro de la rodilla, seguido de una sensación de inestabilidad, y generalmente un aumento de volumen relativamente rápido dentro de esta articulación.
- Dolor e inflamación. Algunas veces los deportistas ignoran estos síntomas y vuelven al deporte, sin embargo, cuando existe inestabilidad las probabilidades de agregar otras lesiónes están siemrpe presentes.
- Pérdida de los rangos totales de movilidad por dolor y aumento del contenido líquido dentro de la rodilla.
- Dificultad para mantener control de la extremidad inferior afectada y por lo tanto para caminar.
Quienes consultan por una lesión crónica, lo hacen por una historia de inestabilidad, principalmente en actividades deportivas. Esta inestabilidad la describen como una sensación de que la rodilla se me va, lo cual técnicamente es conocido como fallo y ocurre por la ausencia de un freno a la traslación anterior. Esto tiene como consecuencia un deterioro del cartílago articular, derivando finalmente en una artrosis de rodilla.
Para confirmar la rotura del LCA se deben considerar tres pilares: lo primero es la historia del accidente, es decir, cómo ocurrió, para determinar qué estructuras se dañaron. Segundo, examen físico a través del test de Lachman, con el fin de evaluar si la tibia se traslada hacia adelante; el test de Pivot Shift, para ver la estabilidad rotacional, y por último, se observa si hay derrame articular (líquido dentro de la rodilla). Una vez que se tiene una idea de lo que está pasando se confirma el diagnóstico mediante una resonancia magnética.
El tratamiento depende de la edad del paciente y del estilo de vida que tenga. En los menores de 40 años la cirugía es lo recomendable. Entre 40 y 50 años se debe considerar el nivel de actividad física que realiza la persona, y en los mayores de 50 es poco probable que se opere, a menos que el paciente tenga dificultades con actividades diarias como subir las escaleras o bajarse del auto.
El tejido que reemplazará el LCA dañado proviene de su propio cuerpo y se denomina autoinjerto. Los dos lugares más comunes para tomar el tejido son del tendón rotuliano (Hth) o de los tendones de los músculos isquitibiales (StRI). Hay ventajas y desventajas en todas las fuentes de injertos, el traumatólogo decidira cual es la más conveniente.
El procedimiento por lo regular se realiza por medio de una artroscopia de rodilla. En este procedimiento se inserta una cámara diminuta dentro de la rodilla a través de una pequeña incisión quirúrgica. La cámara va conectada a un monitor de video en el quirófano y se utilizará para revisar los ligamentos y otros tejidos de la rodilla. El cirujano hará otras pequeñas incisiones alrededor de la rodilla, reparará cualquier daño encontrado y luego reemplazará el LCA. El ligamento viejo se retira utilizando una rasuradora u otros instrumentos. Se hace una incisión más grande, a través de la cual extraerá el autoinjerto (ya sea del tendón rotuliano o isquiotibiales). Luego, se realizan túneles en el hueso para pasar el nuevo tejido. El nuevo tejido estará en el mismo lugar del LCA dañado. El cirujano fijará el nuevo ligamento al hueso con tornillos u otros dispositivos para mantenerlo en su lugar. A medida que sana, los túneles del hueso se llenan, esto sujeta el nuevo ligamento en su lugar. Al final de la cirugía, el cirujano cerrará las incisiones con suturas (puntos) y les colocará un apósito.
La mayoría de las personas pueden irse a su casa el mismo día de la cirugía. Tal vez tenga que usar férula durante las primeras 1 a 4 semanas. Posiblemente también necesite muletas por 1 a 4 semanas. A la mayoría de las personas se les permite mover la rodilla inmediatamente después de la cirugía ya que ayuda a prevenir la rigidez. Puede ser necesario un medicamento para manejar el dolor.
En cuanto a tratamiento de kinesiología debemos comentar que es importante realizar un trabajo kinésico pre-operatorio con la finalidad de trabajar la movilidad y fortalecimiento muscular, y preparar al paciente para la recuperación posterior a la cirugía.
En el tratamiento post quirúrgico se deben conjugar varios factores siendo los principales: estabilidad del injerto, confianza del paciente, tiempos de reparación del tejido (proceso de ligamentización) y opinión del equipo médico tratante.
Los objetivos en fases iniciales son similares independiente de la técnica quirúrgica: disminuir dolor e inflamación, recuperar el rango de movilidad completo con énfasis en la extensión de rodilla y normalizar la marcha (progresando a carga completa). Con el paso de las semanas, y respetando los tiempos de ligamentización, se va ir avanzando a ejercicios de activación muscular, propiocepción, fortalecimiento, estabilidad del CORE.
Entre el 4to y 5to mes se comienzan con ejercicios de retorno deportivo pensando en la actividad específica del paciente y los ejercicios de control neuromuscular que su deporte requiera.
Una vez finalizado el proceso de rehabilitación y de fortalecimiento en gimnasio se somete al paciente a una serie de evaluaciones funcionales tanto de la extremidad operada como de la persona en su integridad, todas estas evaluaciones son necesarias para evaluar criterios de alta deportiva del paciente