La tibia y el peroné son los huesos que le dan estructura a la extremiedad inferior de la pierna, entre la rodilla y el tobillo. El peroné se sitúa de forma paralela a la tibia y es más delgado que ésta y a diferencia de la tibia, el peroné no soporta peso y no foma parte en la articulación de la rodilla.
La tibia es el hueso más largo y grueso de los dos, y el que soporta todo el peso de la articulación. En su parte superior, la meseta tibial, se encuentran los platillos tibiales medial y lateral. En la meseta tibial se da el encaje entre los platillos tibiales y los cóndilos femorales para formar la articulación de la rodilla. En la zona próxima a la rodilla, la meseta externa de la tibia encaja con el peroné, más delgado y más corto que la tibia (el peroné no forma parte de la articulación de la rodilla y no soporta el peso de la pantorrilla) y situado en la parte exterior de la pierna. En la parte inferior, ambos huesos vuelven a unirse en la articulación del tobillo.
Mecanismo
La fractura de tibia y peroné es una lesión traumática grave, que suele producirse por un fuerte golpe directo sobre la zona ya se en un partido de fútbol o practicando esquí, o por un mecanismo de rotación forzada. De todas maneras, no es necesario un golpe muy violento para que se produzca la fractura, puede bastar un choque de intensidad moderada o un movimiento rotacional forzado.
Otro tipo de fractura que afecta especialmente a la tibia en la zona media y distal es aquella causada por la repetición de contracciones de los músculos de la pierna y son las llamadas fractura por estrés.
Sintomas
- Dolor muy fuerte.
- Imposibilidad de caminar, soportar peso, ni mover la extremidad afectada.
- No es infrecuente que se trate de fracturas abiertas, ya que la capa de piel y hueso que recubre la tibia es muy delgada. En estos casos, puede verse un fragmento de hueso atravesando la piel
- En caso de roturas cerradas (no sobresale ningún fragmento de hueso a través de la piel) puede detectarse una deformidad significativa en la zona de la lesión.
- Hinchazón.
- Hemorragia interna.
- Pérdida de sensibilidad en la zona afectada y por debajo de esta (si se ha lesionado algún nervio a consecuencia de la fractura).
Recuperación
El manejo de este tipo de lesiones debe tener como principal objetivo la consolidación de la fractura en el menor tiempo posible, sin que queden deformidades y sin que la extremidad pierda su función. Cuando se trata de una fractura abierta o expuesta, el principal objetivo es evitar que la lesión se infecte.
No siempre es necesaria una intervención quirúrgica ya que dependerá del tipo de lesión, su estabilidad y si tiene o no compromiso de las superficies articulares, tanto en rodilla como en tobillo. De ser necesaria la operación, lo habitual es que se coloque un clavo endomedular o placas especiales que están diseñadas anatómicamente.
La rodilla del corredor es una de las lesiones más comunes en el mundo runner y algo menor en los ciclistas.
Se trata de una tendinitis de la cintilla iliotibial pudiendo ir acompañada de un proceso de bursitis.
La cintilla iliotibial forma parte del músculo Tensor de la Fascia Lata, dicho músculo tiene su origen en la espina iliaca anterosuperior y su inserción es, a través de la cintilla iliotibial, en el cóndilo externo de la tibia (en el Tubérculo de Gerdy).
Su principal función es la Abducción (separación) de la cadera y la estabilización de la rodilla por su cara externa.
La cintilla iliotibial es una estructura fundamental para mantener la estabilidad lateral de la rodilla durante la marcha, deslizándose continuamente entre la parte posterior y la anterior del fémur. Cuando la rodilla está estirada la cintilla iliotibial se encuentra por delante del cóndilo lateral externo pero cuando se flexiona la rodilla más de 30 grados la cintilla se hace posterior.
Durante la carrera, la cintilla iliotibial choca contra el cóndilo inmediatamente después de que el pie choque contra el suelo (se flexiona la rodilla). Si el movimiento es biomecánicamente correcto y no existe ninguna alteración de las estructuras implicadas la carrera se desarrollará con normalidad, pero existen una serie de factores de riesgo que pueden provocar ciertas alteraciones y la consecuente aparición de los síntomas.
Factores que la provocan:
- Desequilibrio muscular entre la musculatura aductora y abductora de la cadera
- Excesiva pronación o supinación del pie
- Asimetría o diferencia en la longitud de las piernas
- Debilidad de los abductores
- Genu varo
- No hacer los estiramientos de forma correcta
El dolor aumenta con las pendientes así como con un ritmo lento, porque aumenta el tiempo de contacto de la cintilla iliotibial con el cóndilo.
Se caracteriza por un dolor intenso y agudo en la cara lateral externa de la rodilla, que asimismo puede generar dolor a lo largo de todo el muslo, hasta la región lateral de la cadera, a nivel del trocánter. La aparición del dolor es gradual, aproximadamente a los 10-20 minutos de iniciado el entrenamiento, y no suele hacer daño inmediatamente al empezar el entrenamiento, sino que aparece a los pocos minutos, impidiendo que se pueda continuar con la carrera.
En la exploración lo normal es que encontremos una palpación dolorosa en toda la región lateral del muslo, especialmente a nivel lateral de la rodilla y de la cadera, aunque si nos apretamos fuerte a lo largo del trayecto muscular también puede ser doloroso, puesto que los denominados puntos gatillo del tensor de la fascia lata estarán activos.
Tratamientos:
Lo más importante es identificar el origen de la lesión y en base a eso aplicar el tratamiento que corresponda.
- Ejercicios específicos
- Terapias manuales
- Estiramiento
- Masajes
- Estudio de la marcha - Plantillas
Probablemente no existe deportista profesional, amateur o aficionado que no haya escuchado alguna vez el término Tendinitis Rotuliana.
Anatomía de la rodilla
La rodilla está protegida por los músculos que forman los isquiotibiales en la cara posterior del muslo y el músculo cuádriceps que se encuentra en la cara anterior. Este último está formado por el recto anterior, vasto interno, vasto externo y el crural, que es el que más colabora en la fijación de la rótula y en consecuencia en la alineación del tendón rotuliano. Este tendón tiene una longitud entre 3 y 5 cm y un ancho de 2 cm. Su función es la de transmitir la fuerza generada durante la flexión del cuádriceps.
Los tendones forman parte del tejido conectivo del organismo y trabajan permanentemente en el movimiento del cuerpo, por lo que la demanda sobre ellos está en directa relación con la magnitud y exigencia de la actividad física que se realice. De acuerdo a esto, la Tendinitis Rotuliana corresponde a una alteración estructural en el tendón que une la Rotula con la Tibia y se considera una lesión clásica por sobreuso, ya que forma parte del mecanismo extensor de la rodilla (articulación que recibe carga importante del cuerpo).
Los tendones pueden sufrir deformaciones de hasta un 4% o 5% de su longitud sin problemas, pero cuando el tendón sufre repetidas cargas mecánicas por encima de este límite de elasticidad, se generan microlesiones acumulativas que, con el tiempo, debilitan las estructuras tendinosas, y afectan a la arquitectura del tendón, haciéndolo más blando, desorganizando sus fibras de colágeno y mostrando signos de degeneración y en ocasiones, microrupturas.
Síntomas de la Tendinitis Rotuliana
Esta Tendinitis e caracteriza por un dolor en la zona situada entre la rótula y la parte superior-anterior de la tibia y por dificultades a la hora movilizar la rodilla. Se suele acompañar por una sensación de pérdida de fuerza en la articulación y por fuertes molestias al incorporarse tras permanecer sentado.
Si bien, cada persona puede experimentar sintomatologías diferentes, las más significativas son:
- Dolor y sensibilidad en el área del tendón rotuliano
- Hinchazón
- Dolor al saltar, correr o caminar
- Dolor al doblar o al enderezar la pierna
- Aumento de la sensibilidad por detrás de la rótula
Tratamiento
En el momento de producirse una lesión aguda en la práctica deportiva, debemos seguir una serie de pasos que minimicen los síntomas y molestias que se producen en la fase aguda.
Reposo de la zona afectada.Desde que se empiecen a notar las primeras molestias o desde que se produce la lesión de forma y hasta que sea evaluada por un médico hay que mantener la zona afectada en reposo con el fin de no agravar las lesión.
Aplicar frío local: Esta es la segunda medida, después de la inmovilización de la zona afectada, que hay que tomar por las siguientes razones:
- Disminuye el edema
- Calma el dolor
- Reduce el espasmo muscular
- Favorece la recuperación.
La aplicación de frío local se realizará durante las primeras 24-48 horas desde que se produce la lesión cada 3-4 horas a intervalos de 20 minutos.
Prevención
Hay muchos métodos que te ayudan no padecer una tendinitis rotuliana, empezando por tener unos cuádriceps fortalecidos que actuarán como una armadura evitando que todo el peso de nuestro cuerpo recaiga en la articulación de la rodilla. A la vez es importante una correcta relación entre el cuádriceps (extensor de rodilla) y los isquiotibiales (flexor de rodilla).
Otros puntos importantes: evitar el sobreentrenamiento, cuidar mucho la técnica en la ejecución de cualquier ejercicio, realizar siempre al finalizar el entrenamiento un correcto estiramiento y utiliza siempre un calzado adecuado.