Lesión de meniscos. Anatomía, Cirugía y Rehabilitación

12-06-2018
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Las lesiones de meniscos pueden afectar a todas las personas, sin importar su edad. En los pacientes más jóvenes se producen por situaciones deportivas, y en los de edad más avanzada por desgaste y degeneración articular.

Es una patología relativamente frecuente, con una incidencia anual de 60-70 casos nuevos por 100.000 personas, siendo hasta cuatro veces más frecuente en hombres que en mujeres. Se pueden presentar a cualquier edad, pero su pico se concentra entre los 30 a 40 años de vida. Las roturas meniscales representan cerca del 50% de las lesiones quirúrgicas de la rodilla, siendo más frecuente las del menisco interno que las del menisco externo.

Anatomía 

Los meniscos son dos estructuras de fibrocartílago con aspecto de medialuna que están dentro de la rodilla, entre el fémur y la tibia. Cada rodilla tiene dos meniscos, uno externo y otro interno y su función es actuar como amortiguadores de la rodilla para distribuir las cargas generadas entre el fémur y la tibia, de hecho los meniscos son capaces de transmitir de 2 a 5 veces el peso del cuerpo durante actividad normal y hasta 20 veces durante actividades de alto impacto.

Además de esta función de amortiguación, los meniscos mejoran la estabilidad de la rodilla debido a que su forma permite aumentar la congruencia entre las superficies articulares, del femur con la tibia, y a la vez actúan como estabilizadores estáticos secundarios, esto último especialmente importante cuando existen lesiones del ligamento cruzado anterior.

Otras funciones de los meniscos son la de favorecer la lubricación del liquido sinovial en la rodilla y contribuir a la propiocepcion de la articulación. Los meniscos tienen irrigación sanguínea solo en su tercio periférico, siendo avasculares en su tercio interno, esto es lo que determina las llamadas zonas roja-roja, roja-blanca y blanca-blanca, dependiendo de si son áreas del menisco a las cuales les llega flujo sanguíneo o no. Este hecho tiene gran relevancia para decidir que lesiones son potencialmente reparables, ya que las áreas con irrigación pueden cicatrizar, en cambio las sin irrigación no lo pueden hacer.

Clasificaión

Las lesiones meniscales habitualmente se clasifican de acuerdo a la forma de la rotura: horizontales, radiales, oblicuas, vertical-longitudinal (asa de balde) y degenerativas.

Es interesante mencionar que existen algunas lesiones que son potencialmente reparables debido a que se ubican en zonas vasculares (roja-roja o roja-blanca como decías anteriormente) del menisco y tienen por lo tanto potencial de cicatrización. El otro dato importante, las lesiones degenerativas que se dan en el contexto de una articulación con artrosis, no tendrían en la mayoría de los casos una indicación de cirugía.

Síntomas y evaluación

Las lesiones meniscales agudas suelen producirse en pacientes jóvenes, por mecanismos de torsión de la rodilla (giros, mal apoyo, reslabar, saltos, etc) tras lo cual comienzan con dolor y eventualmente inflamación de la rodilla. Algunas lesiones meniscales pueden provocar bloqueos de la articulación, en donde la rodilla queda trabada en una posición, sin poder extenderla ni flexionarla, hasta que se libera el bloqueo.
Las roturas crónicas pueden tener solo dolor e inflamaciones intermitentes, especialmente en relación a la actividad física.

Dentro del examen físico el medico puede buscar signos sugerentes de lesión meniscal, aunque en ocasiones esto es difícil debido al dolor o excesivo aumento de volumen que presenta la articulación, en esos casos se indica reposo, hielo, inmovilización, antiinflamatorios y reevaluar la rodilla dentro de unos días.

La resonancia nuclear magnética de imágenes permite evaluar no solo los meniscos, sino que también otras lesiones que puede presentar la articulación. A la vez, se indican radiografías que si bien ni muestran a los meniscos permiten revelar lesiones asociadas como fracturas, osteocondritis, cuerpos libres y artrosis.

Cirugía de meniscos

- Artroscopia o Menisectomia parcial:
La meniscectomía es una cirugía mínimamente invasiva que se realiza mediante pequeñas incisiones en la rodilla, esto permite remover y estabilizar la lesión del menisco. Además, como es mínimamente invasiva, tiene una recuperación más rápida y eficiente. Hoy en día, no se realiza la menisectomía total, ya que la extirpación completa del menisco no es lo más recomendable, por el posible desgaste del cartílago y la aparición temprana de artrosis. Este tipo de cirugía se da en el 80% del los pacientes que pasan por quirófano.

- Reparación o Sutura meniscal:
Esta cirugía de meniscos es aplicable a los casos más agudos y en roturas periféricas. Es confiable, porque es menos probable desarrollar una artrosis post cirugía, esta intervención protege la rodilla y preserva al menisco. La sutura meniscal es recomendable en habitualmente en jóvenes, dependiendo de la lesión que padezcan.

Hoy la última tendencia es realizar la cirugía únicamente cuando lesión es en "asa de blade" y con el resto realizar un tratamiento conservador con kinesiología.

La cirugía de meniscos dura entre 30 y 60 minutos, y antes de las 24 horas el paciente esta de vuelta en su casa para comenzar su recuperación.

En general la cirugía meniscal es bastante segura, con tasas de complicación que en general son menores al 2%.

Tiempos de recuperación

La intervención quirúrgica del menisco medial, por un tema anatómico de la rodilla, tiene una evolución más rápida y normalmente el paciente está entre 6 a 8 semanas en condiciones de volver a jugar.

En el menisco lateral los tiempos antes mencionados se aumentan un 50% ya que la forma que tiene el compartimento lateral de la rodilla, donde está el menisco lateral, es susceptible de recibir una mayor carga cuando no existe una parte del menisco que ha sido operado.

Rehabilitación cirugía de meniscos

Después de los primeros 7-10 días tras la artroscopia de rodilla, se pueden retirar las muletas de forma progresiva, primero una después la otra. Se recomienda inciiar los ejercicios para la movilización de la rodilla y también se introducen otro tipo de ejercicios para movilizar la cadera y la zona lumbar.

Una vez finalizada esta primera fase de recuperación después de una artroscopia de rodilla, se pasa a la siguiente fase que tiene como objetivos el fortalecimiento muscular y la propiocepción de la rodilla que se realizan con ejercicios específicos dirigidos por el Kinesiólogo.

Una vez finalizada esta fase de recuperación, la rodilla tiene que tener una movilidad completa, buena musculatura y trabajada la propiocepción. A continuación se puede realizar la última fase que es la de incorporación deportiva en la cual se incorpora paulatinamente la carrera, los saltos y los cambios de ritmo y dirección.

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Esguince de Tobillo. Causas y cuál es el mejor tratamiento.

05-01-2018
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El esguince de tobillo es una lesión que se produce cuando existe una situación de sobresfuerzo que lleva a la articulación del tobillo a ir más allá del rango de movilidad normal, haciendo que el ligamento lateral vea sobrepasado su estructura anatómica.

Según datos de diferentes publicaciones, esta lesión representa entre el 15-20% de todas las atenciones por lesiones deportivas y es la más frecuente en las urgencias de Traumatología.

Además de suponer un número de bajas importante, con períodos variables de incapacitación deportiva que van de una semana a tres meses dependiendo del grado del esguince, los esguinces de tobillo producen secuelas inmediatas y tardías que influyen en el rendimiento deportivo.

Anatomía del tobillo

En la articulación de la pierna con el pie, los medios de unión más importantes son los ligamentos. Estos se disponen en las caras laterales de la articulación y protegen los movimientos más complejos de este sistema articular como son la inversión y la eversión, que básicamente sería llevar el pie hacia adentro y hacia afuera. Cuando estos movimientos son muy bruscos, los ligamentos se distienden e inmediatamente se produce una respuesta del organismo de inflamación y edema. Esto se denomina esguince.

Cuando ponemos el pie en punta, el tobillo pierde la estabilidad. Si a ésta posición se le agrega inversión (llevar la planta del pie hacia la línea media del cuerpo) y rotación interna del pie se produce el esguince.

ligamentos y huesos del tobillo

Tipos de esguinces de tobillo

Grado 1: Leve. Se producen microroturas de los ligamentos. 1 a 25% de sobreestiramiento.

Grado 2: Moderado. Hay rotura parcial del ligamento. 26 a 75% de sobreestiramiento.

Grade 3: Grave. Hay rotura total del ligamento. 75 a 100% de sobreestiramiento.

¿Cuáles son los posibles síntomas según el grado de lesión?

- Esguince Grado 1: Dolor en la zona lateral del tobillo y pie, que muchas veces se relata como un pellizcamiento. Este síntoma aumenta al pararse en puntas de pies y al hacer el despegue del pie en el trote.

- Esguince Grado 2: Dolor acompañado de inflamación y edema (la mayoría de las veces aparece un moretón en la zona lateral y anterior del tobillo y pié), incluso podemos observar un aumento de volumen en la misma zona. Aumento progresivo del dolor en el transcurso de la caminata y trote, que muchas veces hace imposible poder continuar cargando peso sobre el pie.

- Esguince Grado 3: Lesión grave que provoca el rompimiento en su totalidad o casi la totalidad del ligamento, provocando dolor momentáneo y un gran edema. Es grave porque genera una gran inestabilidad en el tobillo y pie. Muchas veces provoca fracturas asociadas a desprendimientos de la parte inferior del peroné o incluso la tibia.

Tratamiento del esguince de tobillo

En primer lugar se trata de protegerlo, desinflamarlo y estabilizarlo. Como hemos visto en otras notas de nuestro blog siempre recordar RICE (Rest - Ice - Compression - Elevation).

Progresivamente se incorpora la movilidad, con ejercicios pasivos (realizados por el kinesiólogo) y con ejercicios activos (realizados por el paciente). El fortalecimiento de la musculatura periférica y el trabajo propioceptivo son los grandes pilares de la vuelta al deporte.

¿Qué es la propiocepción y por qué es tan importante?

A pesar de que no somos conscientes de ello, los componentes de nuestras articulaciones (músculos, tendones y ligamentos) junto con la visión y el equilibrio envían constantemente información al cerebro acerca de su posición con respecto a nuestro entorno, formando una imagen o patrón de la ubicación y estado de cada uno. Esta información es la que le permite a nuestro cerebro fabricar las respuestas, dando como resultado la ejecución de o realización de movimientos precisos.

Los ligamentos aportan una retroalimentación neurológica, es decir, nos informan sobre la posición de la articulación y produce una respuesta que nos protege ante la tensión excesiva, evitando así una posible lesión. Tras la lesión de una articulación, estos mecanismos quedan desorganizados, por lo que perdemos la estabilización refleja de la articulación y esto contribuye a que la lesión se reproduzca.

La importancia de la rehabilitación

Muchas veces doblarse el pie no lo consideramos como algo grave o que requiera atención, más de una vez escuchamos #147;Pisa Fuerte!#148;, y pocas veces consultamos y le damos la importancia que corresponde, lo que a veces nos puede llegar a generar problemas bastante más complejos que un simple esguince de tobillo.
Los esguinces de repetición son causa de lesiones progresivas y degenerativas en el tobillo. Cada vez es más fácil un nuevo episodio porque cada vez son más débiles las estructuras de contención. A esto se suman los efectos sobre el interior de la articulación, como formación de tejidos de cicatrización, fibrosis, desprendimiento de fragmentos de cartílago y degeneración articular. Es por eso que es clave un tratamiento adecuado y una vuelta al deporte controlada.

¿Se evitan los esguinces con vendajes?

Los vendajes ayudan a prevenir, pero en ningún caso puede evitar completamente que se produzca un esguince. La mejor prevención es es fortalecer los tendones y los músculos de la pierna, el pie y el tobillo; y trabajar en la estabilidad de la articulación para reducir el riesgo de padecerlo.

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Esguince de tobillo

01-12-2016
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El esguince de tobillo es una lesión que se produce cuando existe una situación de sobresfuerzo que lleva a la articulación del tobillo a ir más allá del rango de movilidad normal, haciendo que el ligamento lateral vea sobrepasado su estructura anatómica.

Según datos de diferentes publicaciones, esta lesión representa entre el 15-20% de todas las atenciones por lesiones deportivas y es la más frecuente en las urgencias de Traumatología.

Además de suponer un número de bajas importante, con períodos variables de incapacitación deportiva que van de una semana a tres meses dependiendo del grado del esguince, los esguinces de tobillo producen secuelas inmediatas y tardías que influyen en el rendimiento deportivo.

Anatomía del tobillo

En la articulación de la pierna con el pie, los medios de unión más importantes son los ligamentos. Estos se disponen en las caras laterales de la articulación y protegen los movimientos más complejos de este sistema articular como son la inversión y la eversión, que básicamente sería llevar el pie hacia adentro y hacia afuera. Cuando estos movimientos son muy bruscos, los ligamentos se distienden e inmediatamente se produce una respuesta del organismo de inflamación y edema. Esto se denomina esguince.

Cuando ponemos el pie en punta, el tobillo pierde la estabilidad. Si a ésta posición se le agrega inversión (llevar la planta del pie hacia la línea media del cuerpo) y rotación interna del pie se produce el esguince.

Tipos de esguinces de tobillo

Grado 1: Leve. Se producen microroturas de los ligamentos. 1 a 25% de sobreestiramiento. 

Grado 2: Moderado. Hay rotura parcial del ligamento. 26 a 75% de sobreestiramiento.

Grade 3: Grave. Hay rotura total del ligamento. 75 a 100% de sobreestiramiento.

¿Cuáles son los posibles síntomas según el grado de lesión?

- Esguince Grado 1: Dolor en la zona lateral del tobillo y pie, que muchas veces se relata como un pellizcamiento. Este síntoma aumenta al pararse en puntas de pies y al hacer el despegue del pie en el trote.

- Esguince Grado 2: Dolor acompañado de inflamación y edema (la mayoría de las veces aparece un moretón en la zona lateral y anterior del tobillo y pié), incluso podemos observar un aumento de volumen en la misma zona. Aumento progresivo del dolor en el transcurso de la caminata y trote, que muchas veces hace imposible poder continuar cargando peso sobre el pie. 

- Esguince Grado 3: Lesión grave que provoca el rompimiento en su totalidad o casi la totalidad del ligamento, provocando dolor momentáneo y un gran edema. Es grave porque genera una gran inestabilidad en el tobillo y pie. Muchas veces provoca fracturas asociadas a desprendimientos de la parte inferior del peroné o incluso la tibia.

Tratamiento

En primer lugar se trata de protegerlo, desinflamarlo y estabilizarlo. Como hemos visto en otras notas de nuestro blog siempre recordar RICE (Rest - Ice - Compression - Elevation).

Progresivamente se incorpora la movilidad, con ejercicios pasivos (realizados por el kinesiólogo) y con ejercicios activos (realizados por el paciente). El fortalecimiento de la musculatura periférica y el trabajo propioceptivo son los grandes pilares de la vuelta al deporte.

La importancia de la rehabilitación

Muchas veces doblarse el pie no lo consideramos como algo grave o que requiera atención, más de una vez escuchamos “Pisa Fuerte!”, y pocas veces consultamos y le damos la importancia que corresponde, lo que a veces nos puede llegar a generar problemas bastante más complejos que un simple esguince de tobillo. Los esguinces de repetición son causa de lesiones progresivas y degenerativas en el tobillo. Cada vez es más fácil un nuevo episodio porque cada vez son más débiles las estructuras de contención. A esto se suman los efectos sobre el interior de la articulación, como formación de tejidos de cicatrización, fibrosis, desprendimiento de fragmentos de cartílago y degeneración articular. Es por eso que es clave un tratamiento adecuado y una vuelta al deporte controlada.

¿Se evitan los esguinces con vendajes?

Los vendajes ayudan a prevenir, pero en ningún caso puede evitar completamente que se produzca un esguince. La mejor prevención es es fortalecer los tendones y los músculos de la pierna, el pie y el tobillo; y trabajar en la estabilidad de la articulación para reducir el riesgo de padecerlo.

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