Las características principales que deben tener las zapatillas son: comodidad, estabilidad y amortiguación
Cuando una zapatilla cumple esos puntos, al probarlas ya resultan cómodas de entrada. Si no te resultan cómodas desde un principio difícilmente lo sean después. No hay que pensar que se van a amoldar, ablandar, o agrandar. Deben sentirse cómodas desde el primer momento
Tipos de pisada
Existen tres tipos de pisada: supinadora, pronadora y neutra, según cómo apoyamos el pie en el suelo. Lo ideal es hacerse un test de la pisada si creemos tener algún apoyo o tipo de pie que requiera corrección. En ese caso será conveniente usar las plantillas recetadas con zapatillas neutras
Peso
Los corredores más pesados deben priorizar la amortiguación. Zapatillas robustas y no tan livianas pero dan buen agarre al pie y tienen una suela que minimiza el impacto sobre las articulaciones
Superficie
Si corres sobre el asfalto necesitas unas zapatillas con una buena amortiguación. Mientras que, si corres por el pasto, la estabilidad ganará mayor relevancia y tu suela requerirá mayor adherencia. Si te animas al trail, zapas que proporcionen mayor agarre, estabilidad y protección
Dejá de lado la moda
Está bueno que las zapatillas sean lindas y nos queden cancheras, pero no bases tu elección en la moda, recordá que la calidad de tu pisada va a repercutir en todo tu cuerpo: rodillas, cintura, espalda. Si te interesa mucho combinar con la ropa, elegí algún color neutro que pueda ser fácilmente adaptable con distintos tonos :)
¿Cada cuanto cambiarlas?
Como norma general, las zapatillas de correr deben cambiarse aproximadamente cada 900 o 1.000 km. Aunque no veamos que la zapatilla está desgastada o rota cuando ya tiene un uso cercano a esos kilómetros la parte superior de la suela (que es de un material más blando fabricado para tener una correcta amortiguación) empieza a perder sus propiedades, se hace más fina y esto provoca que amortigüe mucho menos y aumenta el riesgo de lesión
Como norma general, las zapatillas de correr deben cambiarse aproximadamente cada 900 o 1.000 kilómetros.
Aunque no veamos que la zapatilla está desgastada o rota cuando ya tiene un uso cercano a esos kilómetros la parte superior de la suela (que es de un material más blando fabricado para tener una correcta amortiguación) empieza a perder sus propiedades, se hace más fina y esto provoca que amortigüe mucho menos y aumenta el riesgo de lesión
Correr con unas zapatillas excesivamente desgastadas puede aumentar el riesgo de sufrir lesiones recurrentes en los pies, las piernas y la pelvis
Las zapatillas de trail running (específicas para correr por la montaña) pueden usarse hasta los 1.200 o 1.300 km, ya que suelen ser más rígidas.
¿Qué factores influyen en el desgaste?
Una pisada defectuosa puede generar un mal desgaste, como puede ser un exceso de pronación (produciendo más deterioro en la zona interna) o de supinación (desgastando más la zona externa).
La técnica de carrera también es muy influyente. Un corredor que apoye primero el talón siempre desgasta más esta zona, mientras que otro que tenga una técnica de antepié hará un mayor desgaste de la parte anterior de la zapatilla.
El tipo de superficie también tiene que ver. Genera mayor desgaste el asfalto que la tierra, debiendo elegir diferente zapatilla para cada uso.
El uso constante. Una zapatilla sufre menos desgaste si la dejamos ?descansar?. Por eso, es recomendable no utilizar todos los días la misma, sino que es mejor correr con ella cada 48 horas, y así los materiales de amortiguación recuperan mejor sus características originales.
Para cuidarlas debemos aflojar primero los cordones y volverlos a ajustar cada vez que nos ponemos la zapatilla. Este gesto mejorará la duración de la parte superior.