La eficiencia del movimiento y la eficacia del mismo permite a los deportistas tanto amateurs, recreativos o profesionales, potenciar su rendimiento.
El movimiento mal ejecutado y no corregido permite alcanzar un objetivo en el corto plazo pero, generalmente, al tiempo comienza a dañarse el sistema músculo esquelético.
Si respetamos este parámetro es muy posible que aumentemos la potencia, mejoremos la fuerza y, por ende, reduzcamos el riesgo de posibles lesiones.
Es clave para lograr esto que los músculos actúen de manera coordinada y no en forma aislada. Si durante la ejecución del gesto deportivo hay un eslabón de la cadena muscular débil ya sea por lesión, descoordinación o mala ejecución por técnica no apropiada y tampoco corregida, esta acción se verá afectada con un serio riesgo de lesión y se realizará por debajo del nivel óptimo de ejecución.
Cualquier gesto deportivo, tanto en forma ascendente como descendente, genera fuerzas que pasan siempre por el CORE.
El CORE es el centro del cuerpo y está compuesto por los abdominales, los músculos de la espalda baja y la cadera. Debe estar estable para darle un punto fijo a las extremidades para que se puedan mover normalmente y resistir cargas.
Lic. Sergio Brozzi