El confinamiento provocado por la pandemia ha cambiado las rutinas de muchos hogares y, antes de volver a hacer deporte, es importante para prevenir lesiones tener en cuenta las consecuencias de la inactividad física y de una hipotética relajación en nuestros hábitos alimenticios
La actividad física es un factor clave para determinar el gasto energético de cada persona, por lo que su disminución supondría que necesitamos ingerir menos cantidad de alimentos de los que normalmente necesitaríamos en una rutina en donde sí se incluya la actividad física
Adicionalmente, la actividad física tiene numerosos beneficios para la salud, como ayudar a prevenir enfermedades cardiovasculares o la diabetes. Una actividad física (caminar, bici) regular y en niveles adecuados mejora el estado muscular, cardio respiratorio, y reduce el riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares e hipertensión
También se ha visto que la actividad física se relaciona con el estado de ánimo y puede tener efectos positivos en la salud mental y en situaciones de ansiedad o depresión
Por lo tanto hay que tener calma en la vuelta a la actividad, el ansia de resultados inmediatos no nos puede hacer sustituir de la noche a la mañana meses de poca actividad física, ya que el aislamiento ha podido generar desentrenamiento.
Las personas que hayan mantenido cierto nivel de actividad física en casa conseguirán que las pérdidas sean menores. En cambio, en aquellas que no hayan realizado actividad física durante el confinamiento los efectos serían similares a los que suceden con el llamado síndrome metabólico: sobrepeso, incremento de tensión arterial, descenso en la capacidad cardiorrespiratoria marcado con pérdida de masa y fuerza muscular, que tiene afectación directa a nivel cerebral
Para estar tranquilos y practicar deporte de forma segura es recomendable consultar con un cardiólogo antes de retomar la actividad física