Esta palabra poco común tiene un papel sumamente importante en la prevención y rehabilitación de lesiones
La propiocepción es la capacidad que tiene nuestro cerebro de saber la posición exacta de todas las partes de nuestro cuerpo en cada momento
Al cerebro le llegan permanentemente órdenes desde las articulaciones y los músculos sobre la posición en que se encuentran. Este sistema interpreta, según la posición y otros factores, si es necesario reaccionar de manera inmediata activando grupos musculares para evitar lesiones o una caída
Todo este proceso es un proceso subconsciente que nuestro organismo realiza de manera refleja, en nanomilésimas de segundo a fin de protegernos
Ejemplo: estamos jugando al fútbol y nos doblamos el tobillo (el ligamento se estira más de lo normal), entonces el cerebro envía la orden inmediata de reaccionar ya sea contrayendo más fuerte los músculos o haciendo que nos tiremos al suelo. Evitando así la ruptura del ligamento
Cuando hablamos de ejercicios de propiocepción nos estamos refiriendo a un entrenamiento neuromuscular. Gracias a la reeducación de la articulación lesionada, el deportista conseguirá potenciar la toma de conciencia y de sensibilización de las estructuras musculares, articulares, tendinosas y óseas.
Siguiendo con el ejemplo, la falta de entrenamiento propioceptivo tras un esguince de tobillo es la principal razón por la que se repiten los esguinces. Cuando nos hacemos un esguince de tobillo, los ligamentos, cápsula, tendones, etc. quedan distendidos. Entonces la señal sensorial llega alterada a nuestro cerebro, por lo tanto, se enviará una respuesta motora inadecuada; de manera que será más fácil volver a tener un esguince en el futuro.
Con el trabajo propioceptivo podemos reeducar las estructuras con el objetivo de favorecer las respuestas automáticas y reflejas. En Kynet trabajamos la propiocepción en forma progresiva a través de ejercicios de equilibrio, coordinación y cambios de superficie.