El tendón (y talón) de Aquiles fue bautizado por el luchador griego Aquiles, a quien le profetizaron que moriría en la Guerra Troyana. La madre de Aquiles, Tetis, intentó hacer inmortal a su hijo sumergiéndolo en el Río Estigia y logró hacerlo invencible en todos lados menos en el tobillo del cual lo sostenía. Estas leyendas sostienen que Aquiles murió en batalla al ser alcanzado por una flecha envenenada en el talón, de donde la expresión "talón de Aquiles" ha llegado a aludir a la única debilidad de una persona.
Dejando de lado la mitología griega, nos centramos en los tendones y la importancia en nuestro cuerpo. Los tendones son parte del llamado tejido conectivo del organismo que, junto a los tejidos óseo y muscular, forman parte de la estructura básica y fundamental de nuestro sistema locomotor.
El de Aquiles, es el tendón conjunto de los músculos gemelos y sóleo, es más grueso y fuerte del cuerpo capaz de sportar 12 veces nuestro peso.
Los tendones no se lesionan de un día para otro, sino que son la consecuencia de lo que se denomina "microtrauma repetitivo". Esto significa que la mantención de una exigencia sobre un tendón, que supera su capacidad de adaptación y reparación, va produciendo cambios estructurales en él.
Tendinitis del tendón de Aquiles
La tendinitis de Aquiles es una lesión que se presenta frecuentemente entre los corredores pero también se da en jugadores de basket y bailarines, ya que estos someten a sus pies a tensiones fuertes y repetidas, que sin un debido cuidado, pueden causar esta lesión.
Debido a que se da por sobrecargas es más común en personas jóvenes y de mediana edad, principalmente puede ocurrir si existe un incremento repentino en la cantidad o intensidad de una actividad, correr sobre superficies duras e irregulares, no usar calzado que entregue un soporte y estabilidad apropiado al pie, las personas con pie plano son más propensas a presentar este tipo de afecciones debido a la tensión sobre el tendón.
No se debe confundir una tendinitis (proceso inflamatorio) con una tendinosis (proceso degenerativo). Ambas son etapas de la enfermedad cuando un tendón ha sido sometido a sobreuso y puede llegar hasta la ruptura.
Síntomas
- dolor en el talón que se agrava al correr.
- dolor en el talón después de correr.
- hinchazón en la parte posterior del talón o en el propio tendón de Aquiles.
- dolor y rigidez en el tendón de Aquiles, especialmente en la mañana.
- un sonido crujiente cuando mueves tu tendón de Aquiles.
Rotura del tendón de Aquiles
La rotura del tendón de Aquiles puede ser parcial o total. Dependiendo de la gravedad, se requiere de inmovilización o de una cirugía que une los extremos cortados del tendón mediante una sutura, mientras se produce la cicatrización.
La causa traumática más común es la contracción brusca del tendón. Hay que tener en cuenta que el tendón de aquiles es un tendón biarticular; es decir, une la rodilla y el tobillo en un movimiento sincronizado que exige la relajación en un extremo cuando lo contraemos en el otro. Su misión de impulso durante la marcha o el salto, utiliza un punto de apoyo en las cabezas de los metatarsianos, una flexión plantar del pie y una extensión de la rodilla.
No es habitual que se de un corte del tendón de Aquiles, cuando se presenta debe ser muy bien tratado y significa largos meses de recuperación. Si no se realiza una buena recuperación, el paciente puede quedar con dolor crónico, pérdida de la potencia de flexión plantar del pie o despegue de talón, sumado a alguna dificultad para la marcha normal.
¿Cómo se produce la ruptura?
El principal motivo tiene relación con el estado del tendón. La rotura del tendón de Aquiles se produce en tejidos degenerados, de mala calidad, con o sin historia de dolores previos en el paciente. Una tendinitis mal cuidado o mal tratada puede derivar en un corte del tendón, esto porque la degeneración del tendón sigue avanzando debilitando la resistencia del tejido tendinoso. Se pueden presentar roturas parciales y totales.
Cirugía
Es necesario operar cuando el tendón de aquiles deja de funcionar y el paciente está imposibilitado de despegar el talón del suelo, por lo tanto se altera la marcha normal de la persona. Si la persona practica deportes de impacto, podría estar parada entre 3 y 4 meses como mínimo.
Tratamiento
Resulta clave una buena rehabilitación kinésica para no quedar con secuelas, y así recuperar la función del pie, fortaleciendo y flexibilizando el triceps sural. Además, nos ayudará a disminuir el dolor postoperatorio, bajará la inflamación local y dará seguridad al paciente recuperando la marcha y reintegrándolo gradualmente al deporte y a sus labores de la vida diaria.
Hoy en día se prefiere una inmovilización corta tras la operación, con apoyo precoz del pie en equino, es decir, como en posición de puntillas, pero con apoyo total del pie a través de una órtesis. Esta posición de equino debe ir disminuyendo progresivamente y la idea es evitar el uso de yeso.